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Poner el hombro a la mercedita

Anderos de la Fiesta de la Virgen de la Merced, Isla de Maipo

Poner el hombro a la mercedita

Publicado el 23/03/2023
Portadores del Anda
Portadores del Anda de la Virgen de la Merced, Isla de Maipo. Foto: I.Municipalidad de Isla de Maipo
Como es tradición a fines de septiembre y por más de 120 años, un grupo de hombres de Isla de Maipo ha cargado a cuestas el anda de la Virgen de la Merced. Esta práctica surge en 1899, cuando los “huasos” isleños prometieron sacar a la Virgen en procesión si la Patrona realizaba el milagro de apaciguar las aguas del Río Maipo, que amenazaba con inundar la localidad, ubicada a una hora de Santiago. Desde entonces, fieles a su promesa los isleños realizan la fiesta de la Virgen de la Merced y los anderos cumplen con su parte cargando los 1.000 kilos del anda en sus hombros, “jamás en vehículo”. Algunos anderos ingresan por tradición familiar, otros, por mandas o favores recibidos de la Virgen.

Gracias a la valoración de su propia tradición, esta práctica ha sido reconocida por el Estado para formar parte del Registro del Patrimonio Cultural Inmaterial en Chile.

Cuenta la historia que el Río Maipo entró por la calle Santelices, por el sector de la Panadería El Trigal, punto neurálgico de Isla de Maipo. Asustados ante la inminente inundación del pueblo, los isleños rezaron a la Virgen de la Merced para que los salvara de esta calamidad. Corría el año 1899 y un grupo de huasos, reunidos en la parroquia salió con la imagen de la “Mercedita” hasta el sector denominado “La Puntilla” de Lonquén, esperando que produjera el milagro y que calmara las aguas. Y así ocurrió: en agradecimiento, los isleños se comprometieron a celebrar la fiesta más grandiosa de la zona en honor a la Virgen de la Merced, el último fin de semana de septiembre. Por su parte, los huasos prometieron pasear a la Virgen por el pueblo, no en carros o en caballería, sino en “anda”, en sus propios hombros. De ahí viene el nombre de “anderos”. 

Luis Leyton (73) lleva más de 60 años como andero. Cuenta que de pequeño lo sacaban a la procesión y que su padre también fue andero, “pero antes el anda la cargaban 8 personas y se iban cambiando: 4 cargaban adelante y 4 atrás, quienes pasaban por ahí si querían la cargaban, era todo improvisado. Antes las calles estaban llenas de gente de la tercera edad, recuerdo que no había ni luz, pero todos llegaban a escuchar la Novena de la Virgen y la iglesia estaba repleta. Ahora con suerte participan 60 personas”, cuenta Luis.

Leyton partió “tirando el cordel” en la fiesta, cuidando a la Virgen e impidiendo que se le acercara gente en medio de la procesión. Tenía solo 7 años. Luego llegó el momento de poner el hombro, cuando tenía 16 llevó a la Virgen en andas y al terminar, recuerda que su mamá y hermana le pusieron paños fríos en el hombro. “Me quedó completamente inflamado, yo como cabro joven tenía que seguir la onda no más. Hasta el día de hoy tengo una marca en el hombro, todos los anderos la tenemos”, explica. 

“Nacido y criado en Isla de Maipo”. Esa es la manera con que los isleños se refieren al orgullo que sienten al ser parte de su tierra, como es el caso de Alberto “Betico” Muñoz (63), otro de los anderos más prominentes y que se desempeña como “el gritón”. “Cuando me metí, la cargué poco porque yo soy pequeño, mido 1,60 metros, pero descubrí que podía dar instrucciones para dirigir la procesión. Había muchas cosas que hacer: actualmente sufrimos con los cables que están a menos de cuatro metros de altura. Durante la procesión, no menos de veinte veces hay que bajar el anda completa y eso es una tarea dolorosa. Antes la gente nos gritaba ¡bájenla!, ¡cuidado con el cable!, entonces me di cuenta que había que dirigir el anda y surgió el puesto de gritón”, cuenta Betico. 

Cuatro generaciones de anderos se han sucedido en el caso de la familia Armijo. José (44), comenzó a cargar el anda el 2008 y siempre ha sido devoto de la Virgen de la Merced. “Siempre quise seguir la tradición familiar y ahora mi hijo de 24 años también la sigue. Yo soy creyente de la Virgen, no hice ninguna manda. Mi abuelo fue de los primeros anderos antes que esto se organizara. Entre los anderos hay varias generaciones que siguen la promesa inicial”, explica José Armijo. 

Requisitos y reglas

Actualmente son cerca de 100 anderos los que componen la Agrupación de Anderos Virgen de la Merced de Isla de Maipo. Por un tema de fuerza y capacidades físicas, solo hombres pueden cargar el anda ya que el peso de la estructura metálica que es la base del anda es de aproximadamente 1.000 kilos. Sin embargo, en la actualidad hay mujeres que forman parte de la agrupación cumpliendo otros roles. “Un año ingresó una mujer a cargar: el papá de esta niña era andero. Pero hay que hacer mucha fuerza y además fue incómodo, porque vamos muy cerca unos de otros y esto se presta para malas interpretaciones. Actualmente hay mujeres que nos dan apoyo en otras labores y hay dos que portan el estandarte”, explica Néstor Adasme, actual presidente de la Agrupación de Anderos de Isla de Maipo.
Algunos anderos ingresan por tradición familiar, otros, por mandas o favores recibidos de la Virgen. Cualquiera sea el caso, es la misma asamblea de anderos la que decide si entran o no al grupo, el que tiene lista de espera y no acepta más integrantes por ahora. 
Ser católico y devoto a la Virgen es otro de los requisitos, por cierto, el día de la fiesta y al momento de portar el anda, se debe tener un comportamiento intachable. “Ninguno puede andar en estado de ebriedad. Tampoco dejamos que anden con garabatos”, explica Luis Leyton. Cuando Betico era joven, le tocó implementar estas reglas y poner cierto orden. “Yo era un cabro y no era muy bien recibido por parte de los antiguos esto de no tomar. Pero de a poco fuimos instaurando ciertas normas en la agrupación como la de “cero trago”, cuenta. 

Como parte del orden que se instauró, el año 1982 los anderos comenzaron a usar uniforme: pantalón y chaqueta azul, camisa blanca e insignia de la orden de La Merced. 
La procesión se debe ejecutar de la forma tradicional y como siempre se ha hecho: salir de la iglesia, doblar hacia la derecha, continuar por la avenida principal y llegar a las cuatro esquinas principales de Isla de Maipo. Son cerca de cuatro kilómetros y más de tres horas de procesión. “No nos tenemos que salir de la ruta que nos dejaron nuestros antepasados. La gente arregla las calles, pone globos, velas y santitos, hacen sus grutitas. El cura se para a bendecir a los abuelitos”, cuenta Luis Leyton. José Armijo agrega que normalmente se trata de hacer el recorrido “de forma estratégica pues son los puntos neurálgicos de Isla de Maipo, la procesión abraza a todo el pueblo”. 

Guillermo Vera, obispo de Rancagua nació en Isla de Maipo y conoce perfectamente esta práctica de los anderos, donde ellos “generosamente cargan el anda para que todo el pueblo creyente vea la imagen en alto de la Virgen”. Se fue a los 17 años del pueblo y siempre participa en la procesión, ahora como obispo en la Fiesta de la Virgen de la Merced. 
“Cerca de los años 90, cuando llegamos a Santelices con Gálvez íbamos llegando y se me ocurre esto de que la Virgen abrace, yo veía esa imagen de la Virgen con los brazos abiertos… le dije a los anderos, en algunos lugares nos vamos a detener y ustedes lentamente vayan girando la Virgen, escogimos esas cuatro esquinas. Salió bonito y quedó para siempre como tradición”, explica Vera. 

Otra de las reglas de los anderos es llevar a la Virgen en sus hombros, lo que se debe respetar sin excepciones. De lo contrario pueden pasar cosas algo extrañas. “Mi abuelita me contó que cuando llegó el primer camión a la Isla en los años 40, el dueño le dijo al cura que llevaran a la Virgen arriba del vehículo y el curita le aguantó. Ese día llovía muy fuerte… los más viejitos recordaban que la manda era en hombros, jamás en un auto… seguía lloviendo y sabe que cuando bajaron a la Virgen del camión, dejó de llover y salió el sol”, cuenta Betico. Luis Leyton es enfático: “como antiguo tengo la promesa de poner el hombro. Sacar a la Virgen en vehículo no es legal para mí”.

El obispo piensa que la tradición “es algo vivo”, no estática. “Hay que mantener ciertas cosas básicas como el estatuto, sus ordenamientos…siempre es bueno que dialoguen con los sacerdotes y es nuevo hay que introducirlo en las costumbres. Siempre hay que hay que estar abierto para algún cambio”, 

Una vez que la procesión sale de la iglesia de Isla de Maipo, debe doblar hacia la derecha. Jamás a la izquierda. “Una vez un cura decidió que se doblara hacia la izquierda y a 30 metros de la salida se comenzó a quemar el vestido de la Virgen… la gente gritaba horrorizada. La Virgen tiene una pequeña cruz en su corona, ésta se topó con un cable y comenzó a quemarse… imagina que un andero tuvo que subirse arriba del anda para apagar el fuego”, relata Betico. 
El fuerte de la organización de los anderos comienza el 15 de agosto, fecha de la Asunción de la Virgen: es el periodo de la Novena, cuando los isleños se reúnen por nueve días para rezar la plegaria de la Virgen de la Merced. Luis Leyton dice que cada vez va menos gente a esta instancia, que antiguamente convocaba a todo el pueblo. “Me dio pena la última vez que fui a la Novena, habíamos como 14 personas. Me dolió el alma ver tan poquita gente”.

Roles 

Cuatro jefes de lado, un guía, el “gritón”, dos porta estandarte, una “arenga”, dos “garrochas” por lado y los organizadores componen el engranaje de los anderos. Los jefes de cada esquina se encargan de ir dirigiendo a su grupo, para que suban o bajen el anda, se muevan hacia la izquierda o derecha según sea necesario. “El problema es el cableado y ciertos obstáculos que hay en el camino, por lo que hay que ir guiando para que el anda no se enrede”, comenta Luis Leyton. Los jefes además son los encargados de ir viendo quiénes necesitan relevo, pues hay un número fluctuante de aproximadamente 20 anderos de recambio. “Acá todos venimos a cargar, si el jefe dice cámbiate, se cambia. Cada vez que pasamos por una de las cuatro esquinas, nos cambiamos”, explica Betico.
Rodrigo Parra es el “arenga”. Tiene 45 años y alienta a los anderos con sus gritos para seguir cumpliendo con la procesión y para que nadie desfallezca en el largo camino. ¡Viva la Isla de Maipo, viva la Virgen de la Merced!, son algunos de los que se escuchan en el camino y que va repitiendo cada cinco minutos.  “Llega a quedar ronco”, cuenta Betico. 
Los “garrocha” son los encargados de ir levantando los cables que interrumpen la procesión. 

Las únicas mujeres que hacen la procesión ese día junto a los anderos, son Scarlet Masías y Dominga Gutiérrez, ambas cumplen el rol de porta estandarte y llegaron a la agrupación por tradición familiar. 
El cargo de “gritón” lo ocupa actualmente Betico, quien da las instrucciones y además es el encargado del grito inicial, con el cual infunde ímpetu y fuerzas a sus compañeros a la salida de la parroquia de Isla de Maipo, justo antes de iniciar el trayecto. 
También está el guía, que es una especie de director de todo el grupo. “Se preocupa que el anda vaya derecha”, explica Néstor Adasme, quien se incluye entre los organizadores, encargado de coordinar con anterioridad todos los detalles de la procesión, aunque también participa como guía y portador del anda.   
“Cuando terminamos, bajamos el anda y nos abrazamos, es el signo de haber cumplido la promesa”, relata Betico. 

Identidad y orgullo

No cabe duda que todos los anderos sienten un gran orgullo de pertenecer a esta agrupación, de agradecer de esta forma a la Virgen. “Ser andero es una satisfacción muy grande, es como devolverle un 0,001 por ciento a la Virgen de todo lo que recibo de ella”, explica Betico. El presidente de los anderos siente que, si no se hubiese hecho este milagro, Isla de Maipo no existiría, “por lo mismo esto es parte de la identidad del isleño, vivir en este pueblo y celebrar esta fiesta es muy importante. Esta promesa nos marca, ese día viene gente de provincias aledañas e incluso los que se fueron a vivir fuera”, explica Adasme. 

Para Luis Leyton esto es como ser un guardián de la Virgen. “Yo me la juego por los cabros, les digo chiquillos esto tiene que ser con fe, el que no es devoto mejor que no entre. Los más antiguos vamos a pasarle esto a la juventud, imagine que ya llevamos 100 anderos. Por eso les digo, si quieren algo de la Virgen tienen que ir a ella y siquiera rezarle un Padre Nuestro, no solamente aparecer el puro día de la procesión. Porque ahora si la gente pudiera comprar una entrada para ir a ver a la Virgen, la comprarían, por poner un ejemplo. Yo no estoy de acuerdo con eso”, enfatiza el andero.  

Para Armijo, ser andero es un orgullo difícil de describir. “Es una mezcla de emociones muy linda: me gusta estar al lado de mi papá y con mi hijo. Somos herederos de la tradición y de la promesa”, cuenta. Betico dice que esta práctica consiste en ser “los guardianes de la manda y la tradición, de esos primeros hombres que llevaron a la Virgen a La Puntilla”.  

Gracias a este orgullo y al gran valor identitario que los anderos y su comunidad dan a esta manifestación, se concretó su reconocimiento por el Estado a través de su ingreso al Registro del Patrimonio Cultural Inmaterial. 
Con esta visibilización a través del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio “buscábamos ser reconocidos por futuras generaciones, tal cual se lleva a cabo la tradición de los anderos y para que no se pierda su origen. Estamos muy orgullosos de ser elegidos, es importante que los jóvenes sepan de qué se trata la promesa y que en ese sentido no haya cambios”, explica Néstor Adasme. 

Para Betico, este reconocimiento estatal es muy importante porque esta manifestación es algo propio de la zona. “Con esto podemos defender la tradición, así nadie en la Iglesia nos puede imponer cómo llevarla a cabo. Hay cosas que son intocables como la ruta, el uniforme. No puede llegar un curita a intentar cambiar lo que está estipulado”, explica. 

A través de una Solicitud Ciudadana impulsada por los anderos, esta manifestación cultural ingresó a dicho Registro el 2021. 
Con esta herramienta se reconocen manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial a lo largo del país que sus practicantes consideran parte de su identidad y por lo mismo, realzan su valor: la salvaguardia depende de cultores y cultoras.
Este reconocimiento puede ser una herramienta de gestión para las comunidades cultoras ante otros organismos (públicos, privados o de la sociedad civil), según sus propias necesidades, por ejemplo, articular acciones de difusión, educación y fortalecimiento de capacidades para la gestión de la salvaguardia. Gracias a éste, la práctica se difunde y se hace visible.

Tan importante es para los anderos, que lo ven como parte del legado. “Nos explicaron que somos una organización viva, por lo mismo somos parte del patrimonio cultural del país. Esto trasciende en la historia de Isla de Maipo”, explica José Armijo. 

Mano milagrosa

A pesar de la merma de feligreses que tiene la Iglesia Católica, los anderos de la Virgen de la Merced ya no tienen vacantes. “La única amenaza fue el COVID, que nos quitó a seis anderos. Pero como todo en la vida, siguen los nuevos. Hay muchas familias involucradas en esto: está el nieto, el hijo, el abuelo, esto se transmite de generación en generación. Nosotros hace tres años no recibimos más anderos”, explica Betico. 

El vínculo de Isla de Maipo con la Virgen de la Merced es muy fuerte. Incluso en el primer año de la pandemia, hubo algunos “porfiados” que igual salieron a hacer la procesión, claro que sin el anda ya que oficialmente no se realizó ninguna celebración. “Hubo compañeros que dieron la vuelta solos, por una cosa de tradición, yo los vi en la virgencita chica que está afuera de la parroquia, sé que ellos querían cumplir su manda y estaban preocupados por no cumplirle a la Virgen, pero todos sabemos que esto fue por fuerza mayor”, cuenta José. 
Quienes se precian de ser anderos, sortean todo obstáculo para cumplir la promesa. Ese es el motor de estos hombres, pero pareciera que en algunas ocasiones tienen algo de ayuda. “Ahí por el año 74, Clorito era andero y chofer de camión: le tocó ir a dejar vino a Arica, pero recordemos que en esos tiempos los camiones eran lentos, demoraban como tres días en llegar. Al llegar a Arica quedó en panne y la fiesta era el domingo. Era técnicamente imposible que llegara, ¡con lo lento que era todo en ese tiempo, el mecánico recién le arregló el camión el jueves! Dice que tenía 150 lucas en el bolsillo, se compró una Coca-Cola, le echó café y dijo ‘ya Menche, si querís que te cargue, no sé como me vas a hacer llegar’, dice que no se acuerda nada del camino, pero cuando vio su reloj eran las 5 de la mañana del domingo y ya estaba en Tiltil. ¡Alcanzó a llegar! No sabe cómo… y más encima, revisó su bolsillo y traía los mismos 150 mil, ¡no gastó un peso!”, cuenta Betico.

“Hay compañeros que han tenido casos bien increíbles”, asevera José Armijo. Hay milagros relacionados con la salud de sus familiares y la de ellos mismos. En muchos casos, no hay explicación científica. Para los anderos, todo indica que pudo haber metido su mano “la Mercedita”. 

 

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