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El viaje del único carpintero naval chileno que trabaja en la réplica del ballenero San Juan, hundido hace 500 años

Prensa El País

El viaje del único carpintero naval chileno que trabaja en la réplica del ballenero San Juan, hundido hace 500 años

Publicado el 15/07/2025
Hugo en Albaola
Hugo Almonacid es parte del equipo de la factoría marítima Albaola, que reconstruye la embarcación con las técnicas tradicionales del 1500 en el País Vasco.

El linaje de la carpintería naval lleva cuatro generaciones en la familia chilena Almonacid. Comenzaron a comienzos del siglo pasado en la Caleta Puelche, de 200 habitantes, ubicada a las puertas de la Patagonia. Iban a buscar madera de Coigüe y Avellano al monte, la cortaban en luna menguante para potenciar su calidad, y construían embarcaciones en la ribera. No tenían acceso a electricidad así que la trabajaban con hacha, azuela y cepillo. En ese rincón del sur de Chile no dejaron morir el oficio artesanal, certificado hoy en el Registro de Patrimonio Cultural Inmaterial. La posta la lleva hoy Hugo Almonacid, ingeniero naval de 35 años, oriundo de Calbuco. La factoría española Albaola, dedicada a la recuperación del patrimonio marítimo vasco, conoció su trabajo y lo invitó a la construcción de la réplica de la nao San Juan, el ballenero transoceánico del siglo XVI hundido en Canadá en 1565. La semana pasada el chileno viajó al puerto de Pasajes (Gipuzkoa) para instalarse un año y ser partícipe de la fase final del megaproyecto que lleva 11 años de fabricación.

Hugo Almonacid es parte del equipo de la factoría marítima Albaola.

Hugo Almonacid es parte del equipo de la factoría marítima Albaola.Servicio Nacional del Patrimonio Cultural

Hugo Almonacid recuerda por teléfono que hace años atrás se hablaba del “último carpintero de ribera” de la Región de Los Lagos. Cuando ingresó a estudiar en la Universidad Austral, además de la parte técnica y de diseño, le enseñaron la ingeniería necesaria en el uso de embarcaciones con acero y fibra, pero no en madera. Eso lo impulsó a abocarse a dicho material porque veía su peligro de extinción. Junto a su padre crearon la Agrupación de Carpinteros de la zona, integrada por una quincena de antiguos maestros y otros más jóvenes. En paralelo, el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (SERPAT) ha puesto en relieve el valor del trabajo artesanal que hacen y ya no se habla de un carpintero naval en la región, sino de 200 censados.

El año pasado Chile fue el invitado de honor cultural en el Festival Marítimo de Pasaia, en el País Vasco, donde se ubica la factoría Albaola. El SERPAT llevó una delegación que incluía a Almonacid padre e hijo, quienes construyeron una lancha chilota. Al ver cómo trabajaban, Xavier Agote, presidente de Albaola, se quedó con el contacto del joven chileno y lo invitó este año a sumarse como primer maestro carpintero de ribera al equipo que trabaja en la réplica de la nao San Juan en un museo abierto, a vista de quien quiera ver el avance de la hazaña. “Es el único chileno del equipo”, apunta Marco Tamayo, encargado regional de Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de la Región de Los Lagos. “Le habían pedido que llevara a uno o dos más, pero las características que piden no son fácil encontrar. Para los mayores salir un año del país no es tan fácil”, añade.

En la década de los 70 encontraron el ballenero en las cosas canadienses prácticamente intacto 500 años después de su naufragio. Durante unas tres décadas realizaron un levantamiento de información que concluyó, entre otras cosas, que la embarcación había sido construida precisamente en el puerto vasco de Pasaia. Fue entonces cuando Albaola, a través de un convenio con Canadá y con la UNESCO, decidieron replicar la nao San Juan, de aproximadamente 28 metros de largo. “La están construyendo con técnicas tradicionales, con madera de roble europeo. Hicieron las plantillas y las llevaban al bosque para cortarlas como se hacía antiguamente. Ahora están fabricando las anclas de más de dos metros con son técnicas antiguas y tradicionales, los cabos son de fibras vegetales de cáñamo, el taller de herrería se encarga de los clavos, es todo muy artesanal”, apunta Almonacid.

Avances del espejo de popa del barco.

Avances del espejo de popa del barco.ALBOLOA

El proyecto ahora se encuentra en la etapa del calafateo -sellado de grietas-, donde colocan fibras entre las tablas del exterior. La idea es que el próximo año el casco de la embarcación esté listo para entrar al mar. Luego, vendrá el trabajo interior, que incluye hacer el mástil y las velas. El objetivo final es que un par de años, ya terminado, realice el recorrido del País Vasco a Canadá, el mismo que navegó la pieza original en el 1500.

Desde SERPAT quieren estrechar los lazos con Albaola, reconocida en junio por la UNESCO como un ejemplo de Buenas Prácticas en la protección del patrimonio cultural subacuático. Tamayo remarca que Almonacid es alguien al que hay que apoyar, y que esperan que sea “la punta del alza para que otros carpinteros puedan trabajar o visitar la factoría marítima vasca, reconocida a nivel mundial”. Esta misma semana SERPAT participará del XVII Encuentro de embarcaciones tradicionales, que se celebra en el muelle de Ribeira, Galicia, para fomentar y promocionar el patrimonio marítimo y la flota tradicional. Como muestra de la carpintería naval chilena, la delegación enseñará la embarcación chilota que fabricaron Almonacid padre e hijo, la misma que le abrieron las escotillas de la nao San Juan.

Autora: Antonia Laborde. Corresponsal de El País en Chile.